Tomar una ducha con agua fría, sin duda, requiere de una gran fuerza de voluntad, pero esta práctica trae consigo numerosos beneficios sobre la salud en general. Por ello, desde la antigüedad hasta el presente se han desarrollado variopintas terapias en torno al agua con temperatura menor de 15 °C. Descubre algunas de las ventajas de darse un baño con agua fría.
1. La ducha con agua fría desarrolla la fuerza de voluntad
Si eres capaz de ducharte con agua fría luego de levantarte de tu tibia y cómoda cama, créeme que estás listo para “conquistar el mundo”. Más de una persona necesita una buena dosis de fuerza de voluntad para llevar a cabo esta tarea cada mañana.
Pero pasado unos días, esto se convertirá en un hábito que no tomará toda la fuerza que hay en ti, y estarás listo para afrontar retos más grandes y de mayor complejidad, como iniciar una rutina de ejercicio o dejar los carbohidratos fuera de tu vida, por ejemplo.
2. Incrementa los niveles de resiliencia y reduce el estrés
Esto se refiere a la capacidad que las personas tienen para adaptarse a situaciones estresantes, según la ciencia, los baños cotidianos con agua fría, preparan al sistema nervioso para hacerse más resistente al estrés del entorno.
De acuerdo al precitado estudio, los baños fríos generan pequeñas dosis de estrés oxidativo, y a medida de que las duchas sean recurrentes, el cuerpo se adapta a este estrés, lo que fortalece e incrementa tu resiliencia de forma paulatina.
Al unísono, los expertos exponen que se disminuirá en el cuerpo la presencia de ácido úrico, mientras aumentan los niveles de glutatión en la sangre, lo que se traduce en menos estrés en general.
3. Incrementa el estado de alerta
El primer contacto con agua fría del día es algo que nos suele dejar sin aliento, pero no pasa nada. La respiración profunda que solemos dar antes de ponernos debajo de la ducha y abrir la grifería, aumenta de forma exponencial el ingreso de oxígeno al cuerpo y la frecuencia cardíaca.
Esto se traduce en un aporte natural de energía, y en un estado de alerta que contrastará con el de aquellos que se inclinaron por el agua tibia para ducharse por la mañana.
4. Las duchas frías mejoran la circulación
Estarás más saludable, podrás estimular la circulación de la sangre por el cuerpo y, por ende, mejorar la salud del sistema cardiovascular. Resulta que al agua estar fría, y encontraste con la temperatura natural del cuerpo, hace que este último se esfuerce un poco más para mantenerse tibio internamente.
Ten presente que cuando colocamos hielo en alguna inflamación o desgarro muscular, por ejemplo, se está disminuyendo la temperatura en esa zona, pero a su vez se acelera el flujo de sangre, rica en oxígeno y caliente, al área afectada lo que conlleva a una recuperación más rápida.
Las personas con problemas circulatorios, como aquellas que padecen diabetes o presión arterial alta, pueden incrementar su flujo circulatorio de forma natural, al tomar duchas de agua fría más seguido.
5. Ayuda a disminuir los síntomas de depresión
Un ensayo clínico en personas, arrojó que el grupo de individuos que tomaron duchas 2 a 3 veces por semana, y que no superaron los 5 minutos, mitigaron los síntomas depresivos.
Según los expertos, el agua que está por debajo del calor normal del cuerpo, funge como un leve tratamiento de electrochoque, pero menos invasivo, al enviar impulsos eléctricos al cerebro. Manteniendo al sujeto alerta, con claridad y energía, lo que se traduce en buen ánimo.
6. Contribuye a mejorar el metabolismo
Según la ciencia, darse una ducha fría 3 veces por semana puede ayudar a acelerar el metabolismo. A pesar de que aún no se tiene claro como funciona esto, investigaciones demostraron que el agua fría tiende a estabilizar ciertos niveles hormonales, y a curar el aparato gastrointestinal. Lo que puede contribuir, junto con otros factores, a la pérdida de peso en personas.
Tenga presente lo siguiente, en caso de estar medicado por salud mental o problemas circulatorios, no se recomienda sustituir su medicación por los baños de agua fría. De igual forma, evite sumergirse en agua gélidas durante tiempos muy prolongados, y en caso de que le hayan dado de alta recientemente por neumonía, por ejemplo, consulte a su médico antes de incursionar o retomar este hábito.