No importa cuánto cuidado hayas puesto en comprar toallas suaves y absorbentes, si no las lavas de forma correcta, será cuestión de unos meses para que la suciedad, los aceites corporales y el agua dura se acumulen en sus fibras y pierdan estas propiedades. Te mostramos cómo evitar que esto suceda para que puedas disfrutar, por más tiempo, de la suavidad de tus toallas.
¿Qué necesitas para lavar y suavizar las toallas?
Reúne y asegúrate de tener todo lo necesario para que al lavar las toallas, estas mantengan sus propiedades. ¿Qué requieres? Lo siguiente:
- Lavadora.
- Secadora.
- Agua caliente.
- Vinagre blanco destilado.
- Amoníaco doméstico (opcional).
- Bolas de lana para la secadora (opcional).
Paso a paso
Una vez te hayas asegurado de tener lo esencial, sigue las instrucciones que te damos a continuación para evitar que tus toallas se pongan ásperas o, en su defecto, devolverles la suavidad.
1. Carga la lavadora con las toallas
Agrupa las toallas de colores similares y mételas en la lavadora. Eso sí, asegúrate de no sobrecargarla, ya que estas prendas requieren cierto espacio para poder moverse en el tambor de la lavadora.
2. Establece la temperatura y el ciclo del agua
Recuerda que es la acumulación de suciedad y productos de limpieza la que causa que las toallas pierdan su suavidad y absorción. Por ello, al momento de lavarlas debes seleccionar la opción de agua tibia o caliente y establecer un ciclo de lavado normal.
3. Añade el vinagre blanco destilado y lava como siempre lo haces
Ha quedado claro que a tus toallas no les hace ningún bien el detergente ni el suavizante. Por esta razón, si tienes dispensadores automáticos, no olvides desactivarlos para esta carga y luego, volverlos a poner en funcionamiento.
En lugar de estos productos, añade un poco de vinagre blanco destilado. Para ser más exactos dos tazas. Junto con el agua caliente, este producto actuará para acabar con la rigidez de las toallas.
Ahora bien, ten en cuenta que si el agua de la zona en la que vives es dura y no tienes un sistema de ablandamiento, el vinagre no será suficiente. En este caso, utiliza amoníaco doméstico con el agua caliente. No mezcles ningún otro producto, ya que se pueden generar humos tóxicos.
4. Carga la secadora y selecciona el ciclo
Una vez retires las toallas de la lavadora, agítalas para ayudar un poco a las fibras. Después, procede a introducirlas en la secadora y ajusta el ciclo a uno de calor medio o planchado permanente. No quieres ni que queden húmedas ni que se sequen en exceso.
Luego, si las tienes, agrega las bolas de lana para secadora. Estas son muy útiles para que la tela de las toallas queden suaves y esponjosas. Cuando haya acabado el ciclo, vuelve a agitar y estilar las prendas antes de doblarlas.
Por otro lado, si secas al aire libre, puede que notes aún rigidez. Así que amasa las toallas un poco antes de doblar.
5. Repite de ser necesario
En caso de que la acumulación de suciedad y productos químicos sea excesiva, es posible que se requiera volver a lavar. Para ello, repite cada uno de los pasos anteriores.
Algunos consejos que puedes seguir para que las toallas pierdan esa rigidez tan molesta incluyen utilizar menos detergente, aumentar la temperatura del agua al momento del lavado, no abarrotar de ropa la lavadora, reemplazar el suavizante con vinagre e incluso, limpiar la lavadora, sobre todo, si es de carga frontal.