Un aireador es una pequeña pieza que se coloca en la boca de un grifo. Mezcla el agua con el aire, por lo que reduce el consumo del agua hasta en un 50%. Además, es muy fácil de instalar (se ponen fácilmente con la mano) y de limpiar. ¿Quieres saber cómo hacerlo correctamente? ¡Nosotros te lo descubrimos!
Qué es un aireador
Pero antes de conocer el proceso de limpieza, no viene mal saber más en profundidad cuáles son las características de un aireador. Como ya hemos señalado, se enrosca al grifo, su principal función es la de mezclar el chorro de agua con el aire y ayuda al ahorro. Por ello, te recomendamos tener uno si tu grifo implica un gran consumo de agua.
Hay aireadores de diferentes tipos, por lo que son compatibles con la grifería de fregaderos, lavabos y duchas. Uno de ellos es el aireador de grifo giratorio. Cuenta con una manguera flexible que permite girar el aireador 360 grados, siendo de gran utilidad para lavar verduras o utensilios de cocina.
Cómo limpiar el aireador de un grifo
Tapona el lavabo
Primeramente, antes de desmontar y limpiar el aireador del grifo, debes asegurarte de que el tapón de tu fregadero o lavabo está puesto. ¿El motivo? Podría colarse alguna pieza pequeña (la junta, que evita que haya fugas) por el desagüe y recuperarla será muy difícil.
Desenrosca el aireador
Para desmontar el aireador del grifo, puedes servirte de una llave fija o inglesa. Fíjate en las muescas que incorpora para desenroscar sin realizar grandes esfuerzos. Solo tienes que poner la llave sobre ellas y hacerla girar en el sentido de las agujas del reloj. Fácil, ¿verdad? Puedes colocar un paño alrededor durante el proceso si temes dañar la pieza.
Procede a su limpieza
Ahora sí, es momento de limpiar el aireador. Una opción recomendable es meterlo en un recipiente con vinagre durante toda la noche. Y es que los productos naturales son grandes aliados en la limpieza y mantenimiento de todo lo relacionado con el hogar, incluidos los grifos y sus accesorios.
También puedes lavar el aireador simplemente con agua. Asegúrate de eliminar toda la suciedad acumulada y de comprobar si hay partículas que han quedado ancladas en la pieza. De ser así, basta con dar unos pequeños golpes hasta que se suelten. También puedes valerte de un cepillo de cerdas suaves para que la limpieza te resulte aún más sencilla.
Vuelve a colocarlo y asegúrate de que funcione
Una vez que te asegures de que la pieza está totalmente limpia, vuelve a colocarla en su sitio. Es más fácil que quitarla, o sea que puedes hacerlo perfectamente con la mano. Cuando lo hagas, abre el paso del agua para comprobar que el líquido sale bien (con fuerza y en línea recta) y que el grifo funciona con total normalidad.
Esperamos que este post te haya sido de utilidad. Comprobarás de primera mano que, siguiendo los pasos que hemos descrito, la tarea de limpiar un aireador es bien sencilla. Puedes realizarla siempre que creas conveniente.